Road to Mandalay. Navegando por el río Ayeyarwady. Tercer día

Bagan “Road to Mandalay” se acerca a la que fue la capital del Imperio Birmano, Pagán o Bagán, la gema de la travesía, uno de los monumentos religiosos más memorables del mundo, en el que 100 de sus 3000 pagodas son patrimonio de la humanidad. La mayor parte datan de los años 1044-1283, la era dorada de Birmania, íntimamente ligada al legendario Rey Anawrahta que subió al trono en 1044 y que, dado su fervor religioso, infundió su fe, el budismo Theravada en sus súbditos. Uno de sus magníficos legados fue la Pagoda de Shwezigon. Otra bella pagoda es la de Ananda que tiene budas enclaustrados en angostas cuevas de ladrillo . La magnificencia de lo que debió ser Pagán en sus años de esplendor quedó mermada por los ataques del Kublai Khan en 1287 y por una serie de terremotos que acabaron convirtiéndole en una aldea. Aún así las pagodas y estupas se pierden en el horizonte y siguen causando un efecto estremecedor cuando se contemplan por primera vez, especialmente en el ocaso desde el templo de Ananda o desde un globo aerostático. El “espejismo” real de una mansalva de pagodas y estupas sembradas en verdes llanuras por los reyes de Birmania, en su afán meritorio para un decorosa reencarnación, constituye uno de los enclaves más bellos del sudeste asiático. El “tanaka” decora y protege sus rostros.

Road to Mandalay- Navegando por el río Ayeyarwady. Segundo día

A pesar de no haber estado nunca en el río birmano, Rudyard Kipling inmortalizó el entonces llamado río Irrawaddy con su famoso poema Mandalay dedicado al soldado británico cuando remontaba el río en un vapor de la Irrawaddy Flotilla Company para combatir contra el ejército de Thibaw, el último rey birmano, en la Tercera Guerra de Birmania (1888-1889).   Tras volar de Yangón a Mandalay, el pasaje se acomoda en el barco que espera a la orilla del antaño Irrawady, hoy río Ayeyarwady, rodeado de estupas, templos y colinas. “Road to Mandalay”, construido en Colonia, tuvo sus comienzos como el crucero fluvial “Nederland” hasta que en 1994 dio un vuelco total en su escenario cuando Orient Express lo compró y trasladó al Ayeyarwady para que cumpliera con el exótico cometido de navegarlo. La cubierta tiene un restaurante especialista en la sabrosa gastronomía lugareña y una piscina donde refrescarse mirando el acontecer del río. Sus amplios camarotes con ventanales al Ayeyarwady cuentan con todas las comodidades de un gran hotel. Una vez abordo, cada cual se instala en su cabina, recorre el barco y conoce a quien será su guía y consejero durante el viaje. San es un hombre de mediana edad, ojos de lince y conversación sutil. La primera visita de la mañana es al mercado, donde San “descifra” el origen y el destino de las hortalizas, frutas, hierbas y especias, desconocidas para la mayoría. En el recorrido por la ciudad San explica como Mandalay fue la última capital de…Read More

Road to Mandalay. Navegando por el río Ayeyarwady. Primer día

El recorrido en coche por Yangón desde el Aeropuerto hasta The Governor´s Residence Hotel, es extraño; parece una ciudad tranquila, la gente pasea apaciblemente, el aire huele a la flor de “frangipani” o “kalachuchi” y la cúpula de oro de la pagoda mas sagrada del país, la de Shwedagon, con sus 100 m. de altura, sobresale sobre los demás edificios. Da la impresión de que el tiempo y la acción se hubieran detenido y que la controvertida historia de Birmania-Myanmar se redujera a esa tarde del verano tropical. The Governor´s Residence El Hotel está en la zona de las embajadas, caserones imponentes protegidos por vallas y rodeados de espléndidos jardines. Entre las regias mansiones se esconde la casona de madera de porte colonial, embellecida por una amalgama de flora tropical que parece hubiera crecido de forma natural combinando flores, helechos, bambúes y acacias y que sin embargo encubre una esmerada labor de jardinería. Con sonrisas y delicadeza recibe el personal del Hotel al huésped que se alojará en lo que fue la residencia del gobernador de los estados del sur, y que hoy alberga un acogedor hotel de la colección de Belmond, Hoteles, Trenes y Cruceros. Antes de cenar se impone un coctail en el Bar Kipling o en la piscina, para después saborear una deliciosa cena asiático- europea en el restaurante Mandalay. Se hace de noche, es hora de irse a la cama, cerrar los ojos y caer dormido acunados por el croar de las ranas, el canto de las salamandras,…Read More