La luz del día brilla, desnudando al Titicaca con descaro. Cuesta no guiñar los ojos, pero hay que mantenerlos bien abiertos para contemplar el espectáculo acuático del lago más alto de la tierra-3.900 metros de altura- que se une con el cielo, fundiéndose en el horizonte de Perú y Bolivia. Zambullidoras, patos, chorlitos, parihuanos (flamencos) sobrevuelan el lago para terminar aterrizando en él, mientras las barcas de pescadores tiran sus redes y sortean las lanchas de los muchos turistas que van a visitar las islas de totora de los Uros… en la bahía de Puno, al sur oriental de Perú. Curiosas islas; parecen irreales , de juguete, pero no lo son. Allí, en esos colchones flotantes confeccionados con el junco de la totora, convive una mezcla étnica de quechuas y aimaras, a pesar de que a las islas se las sigue denominando, islas de los Uros que, parece ser, se extinguieron tiempo ha. Los tonos fuertes de sus vestidos y el azul radiante de agua y cielo hace que la primera visión del poblado parezca una película, de aquellas, de cuando el technicolor realzaba los colores exageradamente. Los habitantes del Lago. Las niñas se protegen del sol con gorros de lana y las madres con sombreros de fieltro, mientras aguardan la llegada de los nuevos turistas. Los hombres, sentados en las canoas de totora –“caballitos de totora”, les llaman- sugieren a los recién llegados un paseo por algunas de las cincuenta islas : Uros, Taquile, Amantaní, Suasi, Titikayac… Otros animan…Read More