UNA PERFECTA ECUACIÓN PARA DISFRUTAR DE LO MEJOR DEL ALOJAMIENTO Y LA GASTRONOMÍA CÁNTABRAS. Los valles pasiegos, con treinta mil años de antigüedad- patrimonio histórico artístico-, sus pinturas rupestres y fauna silvestre, son el bello preludio que corteja la ruta, antes de llegar al Palacio de Helguera. Una vez allí, se adivina entre la foresta que le esconde y el portalón medio abierto, un palacio del siglo XVII, convertido en hotel anticuario, inmerso en la naturaleza interior de Cantabria. Once habitaciones con historia y personalidad en un ambiente exclusivo y reservado solo para adultos. PALACIO DE HELGUERA, PUERTAS ADENTRO. Nada más traspasar el umbral del hotel, que cuenta con una llave MICHELIN , se quiere ver todo de golpe. Es tanta la belleza de cada rincón, mueble, pinturas u ornamentos, que faltan ojos para abarcarla de un vistazo. Cada habitación tiene su aristocrático nombre propio y al entrar en ella, literalmente, abraza. Lo hace el papel de las paredes, el confort de la cama, la bañera a la antigua usanza, el sofá delicioso con la mantita en el brazo, o las cómodas bajo los lavabos con una cabeza romana decorándolas. Jarrones, lámparas, óleos divertidos en los que a sus señoriales protagonistas les tapa los ojos una banda fosforita. Escaleras de alcurnia salpicadas por cuadros, rincones con sillones maravillosos, un salón donde sentirse en casa, forman parte de este anticuario viviente en el que se puede acceder a la compra de algunos de los objetos y muebles coleccionados por la interiorista…Read More