UNA PERFECTA ECUACIÓN PARA DISFRUTAR DE LO MEJOR DEL ALOJAMIENTO Y LA GASTRONOMÍA CÁNTABRAS.

Los valles pasiegos, con treinta mil años de antigüedad- patrimonio histórico artístico-, sus pinturas rupestres y fauna silvestre, son el bello preludio que corteja la ruta, antes de llegar al Palacio de Helguera. Una vez allí, se adivina entre la foresta que le esconde y el portalón medio abierto, un palacio del siglo XVII, convertido en hotel anticuario, inmerso en la naturaleza interior de Cantabria. Once habitaciones con historia y personalidad en un ambiente exclusivo y reservado solo para adultos.
PALACIO DE HELGUERA, PUERTAS ADENTRO.

Nada más traspasar el umbral del hotel, que cuenta con una llave MICHELIN , se quiere ver todo de golpe. Es tanta la belleza de cada rincón, mueble, pinturas u ornamentos, que faltan ojos para abarcarla de un vistazo. Cada habitación tiene su aristocrático nombre propio y al entrar en ella, literalmente, abraza. Lo hace el papel de las paredes, el confort de la cama, la bañera a la antigua usanza, el sofá delicioso con la mantita en el brazo, o las cómodas bajo los lavabos con una cabeza romana decorándolas. Jarrones, lámparas, óleos divertidos en los que a sus señoriales protagonistas les tapa los ojos una banda fosforita. Escaleras de alcurnia salpicadas por cuadros, rincones con sillones maravillosos, un salón donde sentirse en casa, forman parte de este anticuario viviente en el que se puede acceder a la compra de algunos de los objetos y muebles coleccionados por la interiorista Malales Martínez Canut; tibores de cristal estilo chinoiserie, enfriador de caviar s. XIX, vajilla Santa Clara 1940, entre otras exclusivas piezas.




El universo Palacio de Helguera no puede ser más exquisito. En el restaurante Trastamara, tapizado con preciosas telas, el desayuno casero es absolutamente delicioso, como lo son sus comidas o cenas, servidas en vajillas traídas de todas partes, y acompañadas por vinos escogidos que escoltan las anchoas de Santoña, o las carnes de los valles pasiegos.
NATURALEZA EN SU MÁXIMA EXPRESIÓN.
Si puertas adentro no le falta un detalle, sus jardines son de ensueño. Predominan unas espléndidas hortensias que enmarcan el espacio wellness atemporal, en un ambiente de alta decoración, íntimo y distintivo, diseñado por Malales Martínez Canut del estudio Malmaca, y María Mas Interiors. Un lugar donde el descanso está asegurado, tanto en verano como en invierno. Si su piscina infinity ofrece vistas panorámicas excepcionales sobre los valles pasiegos, el spa, de uso privado, cuenta con sauna, baño turco y ofrece tratamientos y productos acordes con la filosofía del Palacio. Mientras que el gimnasio, de alto diseño, está equipado con la tecnología alemana Nohrd y, al pedalear en las bicicletas o caminar en sus máquinas, parece estar haciéndolo en la naturaleza por las espléndidas vistas que asoman a través de la cristalera.

Fuentes de piedra, testimonio de los muchos que han bebido de ellas, bancos solariegos, y pequeños jardines donde sentarse a leer, escribir, o simplemente a contemplar el espectacular paisaje que rodean al palacio, se encuentran sin salir del universo Helguera.



CENADOR DE AMÓS, CANTABRIA A LA MESA, DE LA MANO DE JESÚS SÁNCHEZ.
A pocos kilómetros de Las Presillas donde se sitúa el Palacio de Helguera, en Villaverde de Pontones, hay una casona-palacio del S. XVIII, declarada Bien de Interés Cultural que el genio de la gastronomía, Jesús Sánchez, ha convertido en un templo culinario.

El complemento ideal de la estancia en el Palacio de Helguera no puede ser otro que el Cenador de Amós ; el único restaurante con tres estrellas MICHELIN en Cantabria. A lo que hay que añadir el cómo Cenador de Amós destaca en La Liste 2026, un ranquing internacional que reúne y pondera las principales guías gastronómicas y críticas de prensa y clientes. A partir de esos datos, elabora una lista con los restaurantes mejor valorados. En la edición 2026, Cenador de Amós obtiene 96 puntos sobre 100 y se sitúa en la posición 8 entre los restaurantes españoles presentes en el Top 150 mundial. En otras palabras , el restaurante de Jesús Sánchez vuelve a posicionaarse entre los mejores lugares del mundo para sentarse a la mesa.

EXQUISITO RITUAL GASTRONÓMICO.
La trayectoria profesional de Jesús Sánchez comenzó en Francia y España pero, fue en Cantabria donde encontró su lugar en el mundo y fuente de inspiración, junto con Marian Martínez, su pareja y socia, encargada de la sala y bodega, con quien, hace ya treinta años, emprendió la aventura gastronómica que transformó la cocina cántabra, convirtiéndola en un referente de excelencia y autenticidad.

El ritual del Cenador de Amós cuenta con diversos y deliciosos pasos. Cruzando un cuidado jardín se entra en la casona, llena de pequeños y grandes detalles, como las fotografías en blanco y negro que cuelgan de las paredes, afición de Jesús Sánchez, o el obrador del que emana un amoroso aroma a pan recién horneado. Se llega al bar con vistas al jardín donde tomar el aperitivo; caldo de cocido para entonar, seguido de una tortilla de Amós y otros exquisitos bocados, preludio del Menú “Desde la Raíz” que está por venir.



La atención del personal es impecable como lo es la simpatía y el buen hacer de Marian Martínez que acompaña a sus huéspedes y presenta a Jesús Sánchez, quien no para de un sitio a otro y no se le escapa un detalle de la presentación del caviar, del emplatado, de los requisitos de los clientes, de todo.

EL CHEF QUE COCINA EL CANTÁBRICO, LE DICEN…
Jesús habla de su amor por la tierra cántabra, por la que ha luchado y conseguido con éxito poner en valor la esencia de su territorio, que cuenta con el privilegio de los sabores que vienen de su mar, pastos, cultivos y ganadería. Hace hincapié en cómo su sabiduría culinaria es el resultado de la fusión entre la cocina tradicional y la vanguardia, predicando como base esencial, el empleo de los productos locales y de temporada, cultivados respetando a la tierra y la sostenibilidad. Práctica que la ha valido la Estrella Verde Michelin 2021. Cabe añadir que, Jesús Sánchez, impulsa la innovación en el sector gastronómico a través de iniciativas como FOODIE REVOLUCIÓN, un evento pionero que reúne a expertos y líderes de opinión para fomentar el diálogo y el intercambio de ideas en materia culinaria
Y llega el momento esperado de sentarse a la mesa y con calma y atención saborear esa anchoa de Cantabria y mantequilla pasiega, a la que secunda una excelente cuajada de bacalao con cristal de pimiento. Entre otros deliciosos platos, hay que resaltar la suprema de pichón- que se deshace en la boca-, salsifí colinabo y su propio jugo trufado (no hay palabras para describir el magno bocado). Se termina con postres como el de manzana a la sidra, entre otros delicados dulces. Y cuando se daba por concluida la ceremonia gastronómica, el personal acompaña al jardín donde, entre arboles y flores, se tomará el café cortejado por petit fours que regalan la galleta de mantequilla de maíz o el mochi de arroz con leche.



Despedidas, felicitaciones, y un “hasta pronto” pues la experiencia ha sido tan grata y sensorial que habrá que volver sin duda alguna.