Real Caviar y Premiata Fornería Ballarò se unen en un exquisito proyecto.

Las perlas verdosas de Real Caviar y la sapiencia culinaria de Ballarò consiguen un resultado óptimo. Si por algo se caracteriza Premiata Fornería Ballarò sita en la madrileña calle de Santa Engracia, al lado de Little Italy, es por la excelencia del producto y también por la creatividad que convierte su experiencia gastronómica en una deliciosa aventura. Sin obviar la decoración que busca el detalle con alegría y gusto en sus tonos, adornos y muebles, a los que no les sobra ni les falta nada. Y no es de extrañar pues Ballarò ha nacido de la unión entre dos personas con imaginación y buen hacer, Ángelo Marino creador de Mercato Ballarò y el fundador de Più di Prima, Rafa Vega. Ecuación a la que solo falta mencionar la mano hechicera de su jefe de cocina Sandro Pattara para que el resultado sea óptimo. De las muchas innovaciones por las que ha pasado la Fornería, la última de ellas trae a la mesa un exquisito y oscuro objeto del deseo que no podía ser más que caviar. La trayectoria de las sensuales perlas. Lo que comenzó como alimento de los soldados rusos en los años de los zares (sus espinacas de Popeye), cuando el visionario y multimillonario Charles Ritz, hijo de Cesar lo descubrió a principios del s. XX y lo incluyó en algunos platos de sus prestigiosos hoteles, se volvió bocado de reyes, y la gente sucumbió a su sensual textura y su adictivo sabor. De hecho más tarde, tras…Read More