Tailandia Legendaria. Séptimo día

El viaje llega a su término, y como suele ocurrir, llega cuando el Eastern & Oriental se ha vuelto el hogar de “cada cual”; lo que se traduce en que puertas adentro del tren, ya se sabe quien irá a dormir la siesta después de comer, normalmente aquellos de origen hispano, italiano, mediterráneos en otras palabras, y quien esperará al te de las 4 que el mayordomo de turno llevará a la cabina acompañado de “muffins”, “finger sandwiches” y alguna que otra delicia, y quien pasará todo el tiempo de luz posible dentro del vagón “Observatorio” para no perderse nada del paisaje, de las pagodas, del exquisito aroma a jazmín que perfuma el aire, de los lagos, de la impresionante puesta de sol sobre los arrozales e incluso del privilegio de ver crecer al bambú.

El Parque Nacional de Khao Yai

Antony J. Lyam miembro de la Sociedad de Conservación de Vida Salvaje (WCS) había hablado la jornada anterior sobre su proyecto ecológico y sobre la conservación de los dos parques más grandes de Tailandia, Khao Yai y Kaeng Krachan. Tras informar sobre la fauna y flora de Khao Yai , al día siguiente acompaño al pasaje del Eastern & Oriental en la excursión por el parque, que se convirtió en un museo natural gracias a sus explicaciones . Una vez puestas laz calzas blancas sobre los zapatos, por si las sanguijuelas- comenzó la expedición, Antony a la cabeza,. Se escuchaba el trino de innumerables pájaros que Tony Lyam señalaba en su guía de pájaros tailandeses.

Se podía observar a la manada de elefantes acercándose parsimoniosamente al lago para refrescarse y saciar su sed. Los monos se volvieron asiduos acompañantes en la excursión , como si quisieran hacerse partícipes o aclarar que los mejores guías del parque nacional, incluido en el patrimonio de la UNESCO, sin duda , eran ellos.

Terminado el paseo introductor de Tony sobre el primer parque nacional de Tailandia, el grupo se dividió en dos,: el de los intrépidos, ávidos de un poco de “marcha” montañera y el de los tranquilos que quieren verlo todo sin molestarse demasiado. Los osados se adentraron en caminos selváticos, trepando y sorteando árboles, lianas y plantas de la espesa jungla. El resto avanzaba a ritmo pausado por un sendero en el que la única dificultad era el no tropezar con el caminante de al lado.

El punto de reunión para todos será la catarata de Heo Suwat , una hermosa caída de agua escondida entre bosques de bambú y flora tropical , idónea para hacer un alto en el camino y retomar a Antony Lynam charlando sobre la rapidez con que crece el bambú, sobre el último tigre del parque que no se deja ver fácilmente o sobre las setenta especies de mamíferos que habitan el parque , las trescientas de pájaros y las otras setenta entre reptiles y anfibios.

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El vino tailandés

Gran Monte, la siguiente visita, es el nombre de uno de los viñedos más célebres de Tailandia que dirige la pionera de las mujeres enólogas del país, Khun Nikki. Khun es una mujer fuerte , que emana una gran seguridad sin eclipsar por ello las suaves maneras de la mujer oriental. Lleva a sus invitados al restaurante al lado del lago donde la flor de loto flota como una reina acuática entre el resto de nenúfares, y tras el almuerzo enseña sus viñas de las que se siente orgullosa.

“Hasta Pronto” Al Eastern & Oriental

Las horas pasan inexorablemente y el final de la travesía en el Eastern and Oriental se acerca. Si la nostalgia embarga a los viajeros al pensar en la despedida, ésta se hace más difícil cuando al caer la noche, el mayordomo Mon entra a arreglar el cuarto y con aires misteriosos habla de la necesidad imperiosa de acudir antes de cenar al vagón del piano. Todo el mundo está allí y la tripulación incita a los pasajeros a bajar del tren. Es noche cerrada y las estrellas brillan numerosas en un cielo impoluto hasta que otras estrellas artificiales las esconden con su resplandor. Los fuegos artificiales explotan formando coloridas fuentes celestiales , mientras que a su lado, con timidez , flotan unos farolillos de luz que el servicio del tren ha ido soltando paulatinamente para hacer aún más bella, si es posible, aquella última velada a bordo del Eastern & Oriental .

Es la hora de cenar y la gente vuelve al tren contenta de la entrañable despedida. Yannis no va a ser menos y esa noche se esmera especialmente con su sopa “Asian Fragance “a base de marisco, champiñones ostra , pimiento rojo, jengibre y aceite de curry . De segundo, un medallón de solomillo con croqueta de “foie gras” acompañado con vegetales en espuma de mostaza. Para postre “ganache” con “mousse” de chocolate y fruta de la pasión.

Un espléndido sol tailandés despide al Eastern & Oriental

Unas cuantas canciones al ritmo de Peter , un sueño reparador en el acogedor camarote y al despertar los barrios de Bangkok se suceden a través de la ventanilla hasta que el tren llega a la estación de Lua Lamphong, en el centro de Bangkok, donde, con pena, la tripulación se amuralla al lado del tren y despide a aquellos con los que han convivido y disfrutado durante una semana.

 

easternandorientalexpress.com

Mandarín Oriental Bangkok: mobkk-reservations@mohg.com

 

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