Y lo celebra con un maridaje especial.

Desde su primera apertura en el año 2000 por sus fundadores, José Luis y Marga Rodríguez, La Madreña ha crecido de forma ostensible y ahora cuenta con cinco establecimientos en Madrid, que guardan la misma filosofía de tradición y calidad.
La familia Rodríguez quiere celebrar por todo lo alto este cuarto de siglo de buen hacer y de consolidar la cocina asturiana en Madrid, con un menú degustación que ofrezca lo mejor de la Tierrina, de su natal Cangas de Narcea. Y qué mejor apertura que el emblemático pastel de cabracho, al que le siguen raviolis de perdiz y trufa. No pueden faltar las fabes, esta vez acompañadas de boletus y langostinos !Una auténtica delicia!
Sale el pixín al horno que transmite los sabores saladillos de su mar, y corona la comida ese cachopo único de La Medraña, que se deshace en la boca, por su ternura y su delicioso sabor. Para postre, por supuesto, su famosa tarta de queso. Menú que tiene el precio de 55 euros incluido el maridaje cuidadosamente seleccionado con tres referencias nacionales.

Un cachopo único.
Hay que reconocer que el plato emblemático de La Madreña es su cachopo que marca como ningún otro evolución y tradición, pues sin perder su exclusivo carácter se ha vestido con nuevos elementos que le hacen aún más seductor. Tanto, que La Madreña cuenta hoy con 10 diferentes versiones de cachopos, que le elevan a categoría Gourmet, por su variación de aderezos y quesos.
Tradición y evolución.
A lo largo de 25 años, La Madreña ha construido una propuesta que si se basa en sus raíces asturianas, no por ello ha dejado de avanzar y enriquecerse con influencias de otras regiones de España y del mundo. En cada uno de sus cinco establecimientos, la filosofía se mantiene intacta: una cocina fundamentada en el mejor producto, en el respeto por los sabores esenciales y en una interpretación contemporánea que dialoga con las tendencias y necesidades actuales. Y es que el éxito del grupo se basa en gran parte en la utilización de la mejor materia prima de cada estación y rincón del país —ternera roja asturiana con IGP, pixín de barriga negra de Luarca, pescados y mariscos del Cantábrico, gamba de Huelva, tomates de la huerta almeriense, espárragos trigueros de Guadalajara, etc.

Productos que muchas veces son suministrados e incluso elaborados en exclusiva para el restaurante como es el caso de las anchoas, seleccionadas por una empresa familiar cántabra según los criterios del propio José, o de uno de los quesos que forman parte de la receta secreta de su tarta de queso, probablemente una de las mejores de Madrid, que afinan para La Madreña en una pequeña quesería de Asturias.

Después de un cuarto de siglo, la esencia sigue intacta. Cada plato mantiene el sello de aquellos principios, cuando Margarita y José Luis se atrevieron a soñar con un futuro que se ha hecho realidad. La familia de La Madreña ha abierto nuevos caminos sin olvidar lo más importante: el amor como motor que da sentido a todo.
Al mirar atrás, el legado de estos 25 años se observa en la huella que deja cada historia vivida dentro de sus muros. Y al mirar hacia adelante, permanece la misma ilusión que un día encendió los fogones por primera vez.