La Polonia desconocida

La región “Tras los Cárpatos” al sureste de Polonia guarda tradiciones ancestrales que nacieron de la profundidad de sus bosques y de la mezcla de sus gentes.

“Tras los Cárpatos” es una de las zonas más bellas e insólitas de Polonia, con una extensión de 18.000 Km2 en la que apenas viven 2 millones de personas. Dentro de ésta región se encuentran las montañas de Bieszczady que, situadas a lo largo de la frontera con Ucrania y Eslovaquia, se considera uno de los parajes más salvajes y con más encanto de Europa. Y es que un nombre cuya etimología entraña el bien y mal (Biesz y Czady) da mucho juego. Demonios de pícaras expresiones tallados en madera protagonizan las tabernas y los restaurantes de Bieszczady y las iglesias ortodoxas son las reinas de la arquitectura montañesa. Dos magníficos ejemplos suponen las iglesias de Blizne de 1470 y la de Smolnik de 1791.

El Voivodato “Tras los Cárpatos” es inesperado. Remoto, exuberante, misterioso… Y uno de los pocos lugares en Europa donde todavía es posible encontrar al bisonte europeo. El gran ungulado se extinguió en el s .XVIII pero gracias a un programa de repoblación de la zona por el que en 1960 se soltaron cinco ejemplares, “Tras los Cárpatos” ha vuelto a disfrutar del magnífico animal que corre por sus bosques y pace en las praderas donde crece la hierba dulce, logo del vodka “Zubrówka”. “Tras los Cárpatos” han pasado gentes variopintas que han dejado su impronta. Hogar de judíos, eslovacos, ucranianos y grupos étnicos como los Lemko y los Bojko, fue también lugar escogido por la aristocracia polaca que levantó sus castillos y palacios en Rzeszów, la capital , Sanok que cuenta con uno de los museos de iconos más completos del mundo ortodoxo o la señorial ciudad de Lancut, fundada por Casimiro el Grande al que secundaron prominentes sagas polacas como los Lubomirski o los Potocki.

Aires de Controversia

¿Será la influencia del bien y del mal en un ambiente en el que flotan las leyendas de ángeles y demonios lo que ha dado personajes de la categoría de Jósef Szajna o de Tadeusz Kantor? Los dos nacieron “Tras los Cárpatos”, sufrieron los horrores de la guerra y sobresalieron por su escenografía y dirección teatral en las que se mezclan surrealismo y fatalismo con una profunda pasión la vida. Kantor creó la famosa escuela de teatro Cricot 2 y entre sus obras sobresale “Wielopole, Wielopole” rememorando su pueblo Wielopole Skzynskie donde se encuentra su casa natal que hoy acoge el museo de su arte. El legado de ambos artistas es un viaje a lo más recóndito del ser humano, a sus miserias y a sus grandezas. Sus obras, su puesta en escena no deja impertérrito al espectador sino que le obliga a un análisis conjunto de la versátil naturaleza humana. De hecho, las montañas de Bieszczady tienen un poder magnético sobre aquellos que buscan “otra forma de vivir”. De día los bosques , los campos, el río San están solitarios. No se ve a nadie, pero se adivinan presencias. Casas rústicas de madera añeja, iglesias vividas, bares y restaurantes testifican una población que sale al llegar la noche para encontrarse con los “demás” en la taberna del Bien y el Mal del pueblo de Cisna y charlar sobre su arte, sus granjas o sus caballos que le ocupan el día. Bieszacady fue despoblada al término de la segunda guerra mundial como represalia contra la guerrilla escondida en los montes Quemaron las casas y trasladaron a sus habitantes al norte del país. Pero con el paso del tiempo hubo algún que otro enamorado de la sensualidad de sus parajes y de la libertad de vida que emigró a éstas estribaciones de los Cárpatos, encontrando en Biezszczay el Ibiza del éste, donde se iba en busca del amor y no de la guerra. Fueron los primeros hippies centroeuropeos , a cuya estela hoy afluyen los que, hartos del mundanal ruido, se retiran a una serena cotidianeidad.

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