Manena
BUEN CAMINO, DE SARRIA A PORTOMARÍN(22 Km.)
Dado que el invasivo eucalipto no ha llegado aún a Lugo, los hermosos bosques de robles, nogales, y castaños serán la sombra entre las corredoiras que de vez en cuando se abren a un verde prado donde el ganado pace, o desemboca en la carretera nacional para, siguiendo siempre la flecha amarilla de los mojones, volver a adentrarse en la espesura bordeada por flores y alguna que otra ortiga.Nos adelantan ciclistas, corredores, y peregrinos solitarios de nacionalidades varias. Todos encuentran un segundo para desear “Buen Camino…” algunos de ellos con un acento curioso que denota su procedencia. A pesar de la paz y el silencio que envuelven el aire, no quita para que de cuando en cuando , suene la musiquilla de un Motorola, un Htc one A9-Raw o un Samsung …que todo hay que decirlo hacen las veces de mapa, brújula, teléfono y cámara fotográfica, en un solo, pequeño y cómodo accesorio. Nuestra conversación , sin aminorar la marcha, pasa recordar los muchos momentos que hemos compartido en nuestras vidas, entreverada con la observación de la flora del camino, intentado incluso nominar los nombres de las muchas plantas, flores y árboles que se suceden por los senderos, hablar de películas y libros, haciendo de cuando en cuando una parada para sentadas a la vera de un nogal, beber agua, comer fruta o nueces y sentirnos parte del “bosque encantado” al que en esos momentos pertenecemos, pues no existe nada más fuera de sus helechos, robles, y hojarasca…
UN UNIVERSO CERRADO.
El Camino , a pesar de su amplitud, se convierte en un universo cerrado, con sus propias normas donde suele imperar el buen estar , un savoir faire , común a edades, nacionalidades o motivos …Las anécdotas aderezan los kilómetros que pasan sin sentirlos. Agazapado a la sombra de un castaño descansaba aquel francés cuya voz salió entre las hojas protestando por el ruido que había perturbado su sueño al disparar una foto tras otra de mi réflex. Al preguntarme el motivo de tamaña profanación del entorno, le contesté que los motivos eran varios y me pertenecían solo a mi…. seguimos andando, paramos en uno de los muchos y agradables chiringuitos que situados al borde de las corredoiras, sirven para descansar, beber y hasta para picar unos deliciosos pimientos del padrón. Cuando vi llegar con su bastón del que colgaba la concha de peregrino, al susodicho francés, me hice la longuis, pero él sin cortarse un pelo, se sentó en nuestra mesa, nos contó que era un peregrino nato y que conociendo el camino como la palma de su mano, había decidido fundar una empresa que fabricara vestimenta especial y emblemática dedicada al camino y emplear los fondos para mujeres desvalidas que serían las artífices de las prendas en cuestión…. Acabamos siendo amigos. Como también hubo charla y entendimiento con la japonesita de veinti… pocos años, que venida de Tokio, recorría sola el camino y lo hacía como quien da un paseo callejero, sin sombra de cansancio y sin perder la sonrisa. Hubo una vez que despistadas de la flecha y su mojón, seguimos el rumbo de la finlandesa que también sola andaba con seguridad y prestancia, y acabamos definitivamente perdidas pues a pesar de su aire resolutivo no tenía la menor idea de donde estaba. Los ciclistas y su “Buen Camino.. “ nos enfilaron de nuevo a nuestro destino.
PORTOMARÍN A ORILLAS DEL RÍO MIÑO.
Atravesamos poblaciones varias aprovechando para sellar el pasaporte de peregrino en sus bares, tiendas o puestecillos . Algunas merecen una parada especial como Vilei en el Km. 3,7 para contemplar las portadas y capiteles de la iglesia románica de Santiago . Hórreos de madera, de piedra , con cruceiros o sin ellos se aparecen a lo largo de la travesía , mención especial merecen los de Peruscallo en el Km. 9,2 Mojón 103 . Hay que echar un vistazo a la iglesia románica de Santa María en Mirallos, Km. 13.6. En Mercadoiro, Km. 16,8 hay un albergue muy bien situado al borde de la pradera, acogedor y cálido, ideal para pasar una noche o dos. Descendiendo un tramo se llega hasta Parrocha Km. 18,7 que es la última aldea que entra dentro de Paradela. Allí el sudafricano Gordon Bell abrió un albergué en 2014, y en 2016 ha inaugurado el restaurante vegetariano “Los Andantes”.
Uno de los momentos emocionantes en esta etapa es cuando tras un abrupto descenso aparece la vista del río Miño , embalsado por Belasar (Mojón 90) y elevándose sobre él los tejadillos de pizarra y fachadas blancas de Portomarín, donde se respira un ambiente vacacional y de peregrinaje en los muchos bares que pueblan el bulevar donde se yergue el templo -fortaleza de San Nicolás de Portomarín de la Orden de San Juan de Jerusalén, edificado en el s. XIII.
Pasamos la noche la casa rural de Santa Mariña que goza de unas espléndidas vistas al río Miño. En sus cabañas de madera reina el silencio y el bienestar, especialmente cuando un experto masajista acude a nuestra llamada y con su destreza, tras una hora de tratamiento, nos deja pies y pantorrillas listos para la siguiente etapa . 
20/06-Portomarin casa rural de santa mariña
Travesia Santa Mariña, 1, 27170 Portomarín, Lugo
Teléfono:982 54 51 05